Vendredi 9 mars
5
09
/03
/Mars
14:43
Bonnes Baises /Hard fucking / Buenas Folladas :
Two guys fucking hard :
Cumplo el deseo de follar con el camionero...
Vivía yo en una pequeña ciudad donde todos se conocen. Siempre me he sentido atraído por los hombres maduros y si son gordos y velludos mucho
mejor. Sucedió entonces que trabajando yo en un organismo del estado, sentía muchas veces a otros compañeros comentar de otras personas cuando salían de marcha por los prostíbulos.
El comentario que hizo uno de los compañeros de un hombre casado, propietario de un camión, me dejó muy cachondo y con unos deseos enormes de poder conocerle, ya que lo que dijo era que no le dejaban entrar en el prostíbulo por el tamaño de su polla; además cumplía todos los requisitos que a mi me gustaban de un hombre: gordo, peludo, con barba y maduro.
Yo tenía entonces 24 años y él 39, siempre que tenía ocasión le miraba, ya sea cuando pasaba con el camión o en un gimnasio jugando fútbol de salón, con unos pantalones deportivos que me hacían imaginar lo que habría debajo de ellos. En una oportunidad me lo crucé andando, pero ni corte que me dio, entonces nunca hubiese imaginado que sucedería lo que les contaré, ya que pensaba que lo único que le gustaba era hacerlo con mujeres.
Una noche de verano, estaba sólo en casa, mis padres habían viajado; hacía mucha calor y era tarde, cerca de la medianoche, decidí sentarme fuera a tomar un poco de aire fresco de la noche, cuando en cierto momento pasa con su camión el hombre de mis sueños, pasó frente a mi y noté que me miraba, siguió y yo me levanté de mi asiento, al llegar a la esquina dobló y yo quedé mirándole, pensé "éste ya no regresa", pero para mi sorpresa, dio toda la vuelta a la manzana y al llegar a la esquina de la calle donde yo vivía dobló nuevamente, ésta vez hacia arriba y continuo su marcha. Yo me quedé parado en la esquina pensando, "¿Para qué hizo esto si ahora se marcha?", pero en realidad no se marchó, al cruzar la otra calle, detuvo su camión. No me esperaba ésta decisión de él y sin pensarlo más, salí a su encuentro y pensaba? "No puedo perderme ésta oportunidad".
Me fui acercando hacia donde había aparcado el camión y ya cuando estaba junto a la puerta me dice "Hola, ¿Subes a dar una vuelta?" a lo que enseguida dije que sí, no me lo podía creer; subí al camión y le dije si quería venir a mi casa que estaba solo, me dijo que no, que iríamos a una casa que él tenía en las cercanías. Yo estaba en la gloria, tenía una gran excitación y un gran nerviosismo porque no sabía en que terminaría todo esto y a lo que me enfrentaría con el tremendo macho que me estaba levantando.
Hicimos algunos kilómetros y por fin llegamos a una casa, no muy cuidada pero que tenía lo necesario para follar, una buena cama. Yo no dejaba de pensar si el comentario que habían hecho de él en mi trabajo sería verdad, y ahora podría comprobarlo; los dos nos tendimos en la cama; como hacía calor no era mucha la ropa que llevábamos, él se quito el jersey y quedó al descubierto su hermoso cuerpo bien peludo con una hermosa barriga, yo comencé a acariciarle las tetillas y pasar mi mano por sus pelos, él paso su brazo por mi cuerpo y comenzó a acariciarme las nalgas buscando mi agujero con sus dedos y haciendo caricias en él, yo comencé a bajar mi mano hasta su entrepierna.
Vaya, lo que me habían contado era verdad, tenía una hermosa polla, de unos 26 cms. y bien gruesa también; él, no se si porque le gustaría pensar que estaba con una mujer y no con un hombre, apagó la luz de la habitación y se desnudó por completo, a lo que yo hice lo mismo, traté de buscar su boca para besarle pero eso no le gustó, típico del macho, así que bajé con mi boca y mi lengua recorriendo todo su cuerpo, pasé por sus tetilla, por su ombligo y cuando llegaba a su pollón me desvié y seguí por una pierna hasta sus pies.
Subí por la otra pierna, con la mano sostenía su polla mientras besaba sus cojones que también tenían un hermoso tamaño, hasta que por fin comencé a mamársela; debido al tamaño no podía meterla en mi boca sino hasta un poco más de la mitad y él se retorcía de placer, en cierto momento me dijo "No sigas mamándola que no quiero correrme en tu boca, quiero follarte", debo aclararles que éste relato es real y que fue hace unos 25 años, aún no se hablaba del SIDA por lo que me folló sin condón, cosa que ahora no haría.
Cuando me dijo esto mi corazón casi salta, no sabía que sucedería, si aguantaría tremendo pollón dentro de mí y decidí relajarme y dejar que todo sucediera como debería suceder. Me puse de costado y él se puso detrás de mí, me ensalivé el culo y él hizo lo mismo con su polla, se acercó a mi agujero y comenzó a empujar su polla hacia dentro, me dolía bastante pero estaba dispuesto a aguantar con tal de recibir al macho que tanto había deseado durante tanto tiempo, entonces me dice "Falta más de la mitad, espera creo que tengo un poco de vaselina", no se si era vaselina o grasa de camión, no me importaba en ese momento, solo quería sentir toda su polla dentro.
Se levantó y buscó en algún lugar la vaselina o grasa y regresó a la cama, se volvió a colocar detrás de mí y volvió a empujar su polla, pero esta vez, debido a la lubricación, entró toda. A él, el poder meter su polla dentro, parece que lo enloqueció, sin sacarla me colocó boca abajo, me abrió las nalgas y la enterró hasta el fondo, yo me quejaba pero esto a él parecía que le gustaba y entrando y saliendo me decía al oído "Pensaba que no me la aguantarías", y siguió follándome como un loco hasta que al poco me dice "Ahí tenés la leche de tu macho" y parecía que la metía hasta lo más profundo de mi ser mientras se corría dentro mío.
Hizo un gesto como para salir de dentro de mí y yo sujeté con mis manos sus piernas y lo hice meterse nuevamente dentro, esto parece que le gustó y sin sacar su polla, que no se había bajado para nada, seguía tan dura como al principio, me dio vuelta, me puso boca arriba, me cogió de los talones y nuevamente comenzó a bombearme, sus hermosos cojones golpeaban contra mi culo en cada embestida, yo me la meneaba y estaba a punto de correrme pero mi macho me dijo que no me corriera, que esperara, que tenía más para mí, así siguió entrando y saliendo en esa posición que no dejaba nada fuera, hasta que volvió a decirme "Toma, tu macho te está dando leche de nuevo, sentí como te hago mío putito".
Esta vez si salió de dentro, pero su polla continuaba tiesa, me dijo que me pusiera al borde de la cama que quería seguir fallándome; él de pie detrás de mi, acercó su capullo a mi culo y empujó. Volvió a meterme ese hermoso pollón hasta el fondo, esta vez sin problemas ya que mi culo estaba dilatado y lubricado con el semen de las 2 corridas anteriores; me tenía cogido de la cintura y se deslizaba hasta coger mis tetillas, sacaba casi toda su polla y volvía a entrar de un golpe, era un movimiento que me enloquecía, sentía cada centímetro de su polla.
Su mete y saca se hacía cada vez más fuerte y otra vez me dijo "¿Te gusta lo que te hace tu macho?, te voy a descargar la leche otra vez para que no te olvides de mí". Me apretó muy fuerte y empujó con todas sus fuerzas, su polla no entraba más y volvió a descargar su semen dentro de mí, fue algo increíble, 3 veces se corrió y me imagino que si hubiese pasado toda una noche con él se hubiese corrido otras tantas.
Lamentablemente todo terminó ahí, fue una noche increíble, estar con el macho que tanto quería que me follara y que se había vaciado 3 veces, fue toda una gloria, nos lavamos, nos vestimos y me trajo a mi casa, lo volví a ver unas cuantas veces, pero nunca más me dijo nada...
Me gustaría estar con un macho como él nuevamente...
El comentario que hizo uno de los compañeros de un hombre casado, propietario de un camión, me dejó muy cachondo y con unos deseos enormes de poder conocerle, ya que lo que dijo era que no le dejaban entrar en el prostíbulo por el tamaño de su polla; además cumplía todos los requisitos que a mi me gustaban de un hombre: gordo, peludo, con barba y maduro.
Yo tenía entonces 24 años y él 39, siempre que tenía ocasión le miraba, ya sea cuando pasaba con el camión o en un gimnasio jugando fútbol de salón, con unos pantalones deportivos que me hacían imaginar lo que habría debajo de ellos. En una oportunidad me lo crucé andando, pero ni corte que me dio, entonces nunca hubiese imaginado que sucedería lo que les contaré, ya que pensaba que lo único que le gustaba era hacerlo con mujeres.
Una noche de verano, estaba sólo en casa, mis padres habían viajado; hacía mucha calor y era tarde, cerca de la medianoche, decidí sentarme fuera a tomar un poco de aire fresco de la noche, cuando en cierto momento pasa con su camión el hombre de mis sueños, pasó frente a mi y noté que me miraba, siguió y yo me levanté de mi asiento, al llegar a la esquina dobló y yo quedé mirándole, pensé "éste ya no regresa", pero para mi sorpresa, dio toda la vuelta a la manzana y al llegar a la esquina de la calle donde yo vivía dobló nuevamente, ésta vez hacia arriba y continuo su marcha. Yo me quedé parado en la esquina pensando, "¿Para qué hizo esto si ahora se marcha?", pero en realidad no se marchó, al cruzar la otra calle, detuvo su camión. No me esperaba ésta decisión de él y sin pensarlo más, salí a su encuentro y pensaba? "No puedo perderme ésta oportunidad".
Me fui acercando hacia donde había aparcado el camión y ya cuando estaba junto a la puerta me dice "Hola, ¿Subes a dar una vuelta?" a lo que enseguida dije que sí, no me lo podía creer; subí al camión y le dije si quería venir a mi casa que estaba solo, me dijo que no, que iríamos a una casa que él tenía en las cercanías. Yo estaba en la gloria, tenía una gran excitación y un gran nerviosismo porque no sabía en que terminaría todo esto y a lo que me enfrentaría con el tremendo macho que me estaba levantando.
Hicimos algunos kilómetros y por fin llegamos a una casa, no muy cuidada pero que tenía lo necesario para follar, una buena cama. Yo no dejaba de pensar si el comentario que habían hecho de él en mi trabajo sería verdad, y ahora podría comprobarlo; los dos nos tendimos en la cama; como hacía calor no era mucha la ropa que llevábamos, él se quito el jersey y quedó al descubierto su hermoso cuerpo bien peludo con una hermosa barriga, yo comencé a acariciarle las tetillas y pasar mi mano por sus pelos, él paso su brazo por mi cuerpo y comenzó a acariciarme las nalgas buscando mi agujero con sus dedos y haciendo caricias en él, yo comencé a bajar mi mano hasta su entrepierna.
Vaya, lo que me habían contado era verdad, tenía una hermosa polla, de unos 26 cms. y bien gruesa también; él, no se si porque le gustaría pensar que estaba con una mujer y no con un hombre, apagó la luz de la habitación y se desnudó por completo, a lo que yo hice lo mismo, traté de buscar su boca para besarle pero eso no le gustó, típico del macho, así que bajé con mi boca y mi lengua recorriendo todo su cuerpo, pasé por sus tetilla, por su ombligo y cuando llegaba a su pollón me desvié y seguí por una pierna hasta sus pies.
Subí por la otra pierna, con la mano sostenía su polla mientras besaba sus cojones que también tenían un hermoso tamaño, hasta que por fin comencé a mamársela; debido al tamaño no podía meterla en mi boca sino hasta un poco más de la mitad y él se retorcía de placer, en cierto momento me dijo "No sigas mamándola que no quiero correrme en tu boca, quiero follarte", debo aclararles que éste relato es real y que fue hace unos 25 años, aún no se hablaba del SIDA por lo que me folló sin condón, cosa que ahora no haría.
Cuando me dijo esto mi corazón casi salta, no sabía que sucedería, si aguantaría tremendo pollón dentro de mí y decidí relajarme y dejar que todo sucediera como debería suceder. Me puse de costado y él se puso detrás de mí, me ensalivé el culo y él hizo lo mismo con su polla, se acercó a mi agujero y comenzó a empujar su polla hacia dentro, me dolía bastante pero estaba dispuesto a aguantar con tal de recibir al macho que tanto había deseado durante tanto tiempo, entonces me dice "Falta más de la mitad, espera creo que tengo un poco de vaselina", no se si era vaselina o grasa de camión, no me importaba en ese momento, solo quería sentir toda su polla dentro.
Se levantó y buscó en algún lugar la vaselina o grasa y regresó a la cama, se volvió a colocar detrás de mí y volvió a empujar su polla, pero esta vez, debido a la lubricación, entró toda. A él, el poder meter su polla dentro, parece que lo enloqueció, sin sacarla me colocó boca abajo, me abrió las nalgas y la enterró hasta el fondo, yo me quejaba pero esto a él parecía que le gustaba y entrando y saliendo me decía al oído "Pensaba que no me la aguantarías", y siguió follándome como un loco hasta que al poco me dice "Ahí tenés la leche de tu macho" y parecía que la metía hasta lo más profundo de mi ser mientras se corría dentro mío.
Hizo un gesto como para salir de dentro de mí y yo sujeté con mis manos sus piernas y lo hice meterse nuevamente dentro, esto parece que le gustó y sin sacar su polla, que no se había bajado para nada, seguía tan dura como al principio, me dio vuelta, me puso boca arriba, me cogió de los talones y nuevamente comenzó a bombearme, sus hermosos cojones golpeaban contra mi culo en cada embestida, yo me la meneaba y estaba a punto de correrme pero mi macho me dijo que no me corriera, que esperara, que tenía más para mí, así siguió entrando y saliendo en esa posición que no dejaba nada fuera, hasta que volvió a decirme "Toma, tu macho te está dando leche de nuevo, sentí como te hago mío putito".
Esta vez si salió de dentro, pero su polla continuaba tiesa, me dijo que me pusiera al borde de la cama que quería seguir fallándome; él de pie detrás de mi, acercó su capullo a mi culo y empujó. Volvió a meterme ese hermoso pollón hasta el fondo, esta vez sin problemas ya que mi culo estaba dilatado y lubricado con el semen de las 2 corridas anteriores; me tenía cogido de la cintura y se deslizaba hasta coger mis tetillas, sacaba casi toda su polla y volvía a entrar de un golpe, era un movimiento que me enloquecía, sentía cada centímetro de su polla.
Su mete y saca se hacía cada vez más fuerte y otra vez me dijo "¿Te gusta lo que te hace tu macho?, te voy a descargar la leche otra vez para que no te olvides de mí". Me apretó muy fuerte y empujó con todas sus fuerzas, su polla no entraba más y volvió a descargar su semen dentro de mí, fue algo increíble, 3 veces se corrió y me imagino que si hubiese pasado toda una noche con él se hubiese corrido otras tantas.
Lamentablemente todo terminó ahí, fue una noche increíble, estar con el macho que tanto quería que me follara y que se había vaciado 3 veces, fue toda una gloria, nos lavamos, nos vestimos y me trajo a mi casa, lo volví a ver unas cuantas veces, pero nunca más me dijo nada...
Me gustaría estar con un macho como él nuevamente...
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Plan touze/ En groupo / Fucking orgy
La Lope de l’Atlas
(suite)
Après dix minutes de repos, je reprends le turbin avec une série de «pompages» à la chaîne. Dans une rangée, je
me fous à quatre pattes et j’avance en suçant tous les mecs qui y sont assis. J’aimerais être sélectif et en passer certains mais j’ai parfois peur d’en énerver certains. Bien
entendu, mine de rien, je m’attarde sur les queues qui me plaisent le plus.
— Tu fais ça bien! me dit un mec.
Je lève les yeux et je suis surpris de trouver un mec assez jeune: la trentaine. Il a un petit air vicelard qui
m’excite. Je le suce un bon moment et lorsque je sens que ça vient, je me mets à le branler. Il me jute à la gueule.
— C’était super!
Je suis déjà au suivant. Sa queue est longue et déjà bien raide. Je le pompe comme une machine. Je suis une
machine. Une machine à baiser. Le type soupire et me presse la nuque en enfonçant sa tige dans ma gorge. Il retient ses gémissements mais j’ai compris qu’il est près de jouir. Je
me retire pour le faire décharger sur mon visage. Le mec m’a joui sur les yeux et le nez. C’est ma quatrième dose de jus sur la face et il est temps d’aller nettoyer tout
ça.
Tarik, mon protecteur attitré (voir première partie) s’occupe d’un
de ses protégés. Il l’encule dans la seule cabine qui ferme encore. J’ai repéré ses pompes sous la porte. Un mec que je n’ai jamais vu et qui est assez sexy s’avance et me roule
une pelle. Ici, ils sont rares ceux qui font ça... surtout d’une manière aussi sensuelle. Le mec m’entraîne vers une sortie et je le suis. Tarik en a pour un moment avec sa lope.
Le mec qui me tire derrière lui vers un endroit calme - c’est rare à l’Atlas! - porte une alliance. Il n’est pas mal comme mec. Ça mérite d’être souligné dans ce bouge où la
plupart des clients sont assez beaufs... Et je suis gentil!
Nous nous arrêtons dans un coin sombre. Je commence très vite à défaire son pantalon qui lui tombe sur les
chevilles d’un coup. Je lui tâte l’engin déjà dur et le branle sans perdre de temps. Sa queue est de bonne taille et grossit à vue d’œil.
— Suce-moi, je t’en prie!
Trop gentil ce mec! Je la suce un moment.
— J’en veux plus! lui dis-je d’un air intéressé.
Je lui enfile une capote et lui présente mon cul déjà bien ouvert. Deux mecs rappliquent déjà pour mater et je
lui dis:
— Ici, faut s’y faire! Allez, baise-moi! Défonce-moi la rondelle...
Je me penche et j’attrape ses couilles par en-dessous. Je les lui masse et je dirige sa bite dans mon fion qui
n’en peut plus. Sa queue entre et coulisse dans mon conduit un peu irrité mais toujours sensitif. Dix minutes plus tard, il se libère en moi (enfin dans la capote). Le mec me
sourit, s’essuie, se rhabille et, hop, il se sauve comme un voleur. Lorsqu’ils ont joui, certains mecs culpabilisent très vite.
Je fais le tour dans la salle et je me fais encore un peu caresser. Il y a déjà moins de monde mais il y a
encore de bons coups à se faire. J’essaie de me concentrer sur les rangées du centre, là où il y a une dizaine de mâles.
Un mec parle avec une autre lope que je connais ; Tarik, et me fait signe de me pointer. Le mec est
installé au dernier rang et a sorti sa belle bite veineuse par sa braguette. Tarik me dit:
— Y’a un monsieur qui a entendu parler de toi et qui veut t’essayer! Allez, au boulot, ma pute!
Sans avoir vu le visage du mec, je suis directement à genoux et je suce le mec en douceur. Il a l’air
d’apprécier. Je joue avec mes lèvres et ma langue pour l’amener à la jouissance.
— Tu es vraiment une salope! —
Ouais, j’en suis une! — Que dirait ta femme si elle savait?
Là, je flippe un peu. Bon, il a vu mon alliance.
— Elle n’apprécierait pas, Sylvie!
C’en est trop. Je lève les yeux et je vois... mon beau-frère.
— Je me doutais qu’il y avait un truc pas net chez toi, Claude! me dit-il tout sourire. Mais là, je suis
scié!
Mon beau-frère appuie sur ma nuque et je me remets à le pomper. Il a l’air d’aimer ça, le cochon. La dimension
prise par sa queue dans ma bouche en est la meilleure preuve. C’est flagrant. Je m’arrête pour lui demander:
— Ta femme ne te suce pas aussi bien, hein, Daniel? — Elle ne suce pas du tout.
J’ai sucé très longtemps et l’ai amené plusieurs fois aux portes de l’éjaculation. C'est le moment de lui
enfiler une capote.
— J’ai un bon cul. Tu vas l’aimer!
— Je n’en doute pas un instant. Je te surveille depuis un bon moment. Viens!
Il me place à califourchon au-dessus de ses cuisses et m’empale carrément sur sa queue dressée. Je suis surpris
de l’aisance avec laquelle il fait ça.
— Je ne suis pas ton premier... écart, Daniel?
Il se met à rire et me besogne comme un lapin. Je contracte bien mon cul autour de sa bite. Mon cul, je l’ai
domestiqué depuis le temps. J’arrive à le dilater et resserrer à volonté.
— T’avais raison! —
À propos de quoi?
— De ton cul! C’est un endroit divin que tout mec devrait visiter... mais je suis sûr que des mecs, il n’y en a
plus beaucoup qui ne l’ont pas visité!
Je m’agite. J’ai l’air d’un piston sur sa bite. Il rugit et je couine. Nous allons tous deux vers l’ultime
jouissance. Quelques voyeurs se sont rapprochés pour profiter du spectacle. S’ils pouvaient savoir qui nous sommes l’un pour l’autre! La queue de mon beau-frère me lime à fond. Il
arrive enfin au point de non retour. Il largue sa purée et s’écroule au fond de son fauteuil.
— Qu’est-ce que je t’ai mis! me dit-il en souriant.
Un mec sort des toilettes. Un métis assez bien foutu qui gueule à qui veut l’entendre :
— Ils sont quatre… D’abord moi puis maintenant un autre gamin… Il n’y vont pas avec le dos de la cuillère… J’ai
pris des baffes et des coups dans l’estomac! Je l’ai bien cherché, mec. Si j’avais voulu la paix, je s’rais pas venu
ici…
Je fais un pas ou deux vers les toilettes et Daniel m’arrête.
— Tu es con ou quoi? Tu veux jouer les héros? On sait ce qui se passe ici… Ceux qui y viennent prennent des
risques… Entendu?
— Moi, il y a longtemps que j’ai accepté de n’être qu’un objet sexuel, rien de plus, rien de moins. Je ne
ressens plus rien. Je ne m’attends à rien et je ne veux rien. Au pieu, je ne fais que fixer le plafond sans même cligner des yeux, pendant qu’on me besogne avec violence.
Impossible d’accepter qu’un gamin se fasse violer sans qu’on lui vienne en aide.
Je fonce vers les toilettes. Des voix:
— Encule-le à sec! Je veux qu'il gueule comme une chienne. Écarte… écarte ton fion, salope…
Le gamin gémit. Je vais sauter dans le tas quand j’entends la voix de l’enculé:
— Oh oui, c’est bon, trop bon… Baisez-moi, les mecs! Coupez-moi en deux avec vos bites d’acier!
J’entrevois le gamin – qui doit tout de même avoir la vingtaine! – qui bombe les fesses docilement en cambrant
les reins pour mieux s'offrir. Les mecs l’injurient, l’encouragent à s’offrir mieux. Il écarte lui-même les bords de sa raie. Daniel est derrière moi.
— Alors? — Il est consentant!
L’enculé gémit et ordonne qu’on le baise à fond. Consentant! répond mon beau-frère. Et pas qu’un peu! Bravo,
Superman!
J’ai l’air d’un con à vouloir voler au secours de salopes comme moi qui viennent à l’Atlas pour s’y faire
«malmener». C’est tout ce qui les excite!
Alors mon beau-frère m’explique ce qu’il fait à l’Atlas.
— Avec un ami, j’ai ouvert un club… Un club bi et gay. Tous les mois, je viens ici pour trouver de bonnes
salopes. Nous en avons besoin dans le club. Et là, je crois en avoir trouvé une… et une bonne!
Durant deux mois, mon beau-frère m’a dressé à l’Atlas. Chaque weekend, nous nous y rendions et il me faisait
baiser par des tas de mecs. Il m’obligea à dépasser mes limites et à accepter toujours plus. Un samedi, je m’en souviens parfaitement, il m’a dégoté un black avec une bite énorme.
Le black a enfilé une capote et m’a bourré contre un mur. Il devait y avoir une dizaine de spectateurs dont mon beau-frère qui se branlait en m’encourageant. Le black a joui assez
vite car il était très excité.
— Alors? C’était comment? a demandé Daniel.
— C’était trop puissant! J’ai senti la décharge malgré la capote! Ce mec est une bête… Je suis sûr qu’il
pourrait recommencer dans dix minutes.
— Peut-être le fera-t-il! a ajouté mon beau-frère.
Mon baiseur avait jeté la capote à mes pieds. Je l’ai vue qui laissait s’écouler une grande quantité de foutre
crémeux.
Je me rhabille et nous allons nous asseoir un moment dans la salle, histoire d’un peu récupérer et de permettre
un renouvellement de la clientèle. Mon beau-frère me regarde.
— Au fait, me dit-il, il faudra qu'on discute sérieusement. Je te l’ai dit j'ai un ami qui a un club où on aime
les beaux culs endurants comme le tien et tu y serais mieux que dans ce bordel crasseux...
Nous avons ri. Je sais qu'au bout de la discussion se profilerait pour moi une prostitution régulière dans ce
fameux club. Il se colle contre moi et se contente de me mettre la main aux fesses pour bien me signifier que je suis devenu sa chose. Ila gagné je vais y aller dans son club d’ailleurs j’y passe maintenant le plus souvent possible et c’est là que je fais la
lope.
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